jueves, 8 de marzo de 2012

ÉPOCA DE DECADENCIA

A partir de 1985, el rock andaluz comienza a decaer de forma notoria. Algunas de las bandas más señeras aún editan discos, aunque de forma cada vez más marginal. Destacan los trabajos de los grupos de Chano Dominguez, Hixcadix (1987), y del guitarrista Tito Alcedo, en 1989, ambos ya muy decantados por el jazz; pero, sobre todo, el disco de la nueva banda de "El Manglis" y Raimundo Amador, Arrajatabla, publicado en 1992. Entre los brotes más tardíos, está la banda cordobesa Montoro, que editó, en 1991, un disco de evidente rock andaluz, titulado "Esencia" (Divucsa). Después, muestras esporádicas, como el disco del grupo heavy granadino, Totem, con título homónimo, editado por la discográfica Big Bang en 1993, que incluía temas del género, como Flamencosa.

De los grupos clásicos, Medina Azahara han logrado mantener su presencia en el mercado hasta la actualidad, con 17 discos publicados, y Tabletom sigue editando (cinco álbumes en total), aunque son los únicos supervivientes. Salvo el caso de Zaguán, banda liderada por el teclista y cantante Miguel Ángel Gómez, que editaron su álbum homónimo de debut en 2002, en una línea muy de Triana, no hay bandas nuevas que reivindiquen el género. Zaguán publicó un segundo álbum, "Testigo del tiempo" (2005), en la multinacional Universal, que es hoy por hoy el último ejemplo del género.
Sin embargo, la influencia del rock andaluz ha ido más allá del propio género, y grupos como El Último de la Fila, Elbicho o Mártires del Compás han estado claramente influenciados por aquel, y artistas vendedores como El Barrio, reivindican su raiz en el rock andaluz, lo que es notorio en los arreglos musicales, sobre todo en sus directos. También el Nuevo flamenco ha recogido parte de su herencia

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